Bajando hacia Trengandín, camino del barrio de Helgueras, atravesando las aguas de la Marisma Victoria, se conserva intacto un puente medieval, conocido popularmente como “el puente romano”, con hermosas dovelas, en arco apuntado, típicas de la época bajo-medieval.
Es una construcción gótica, de cinco ojos, aunque en la actualidad sólo se aprecian tres, el central y los laterales, ya que, por la variación del nivel del agua, no se divisan los más pequeños de los extremos.
Se cree que daba paso superior peonil y de caballería entre Trengandín y Helgueras.
Es de suponer que por debajo de él pasaban barcazas con trigo y maíz para la molienda en los dos molinos de marea que trabajaban en la marisma.